jueves, 2 de junio de 2011
Alma guerrera IV
Recuerdo que así inicio esto, yo tratando de encontrar y en determinado punto mi búsqueda me daba parte de algo que termina siempre por no ser lo que esperaba, así el encontrar algo que busque en un terreno que ya he olvidado me es bastante común en esta mi tormentosa persecución de deseos.
Ahora me es necesario marcar surcos en tu piel, mi piel por que el lenguaje no es otra cosa que eso, signos extraños que solo nosotros podemos reconocer del todo, para no caminar una vez mas en un circulo infinito que ya me es tan familiar como aburrido, lo raro es que ahora mi búsqueda y persecución ya no es hacia los mismos deseos prófugos que un vez alcanzado y atrapados dejan de existir, como la lucidez misma que preferimos ignorar o como vulgarmente se dice “nos hacemos los locos” y dejamos de darle valor hasta que esta premeditadamente ignorada se desborda y enloquecemos para seguir nuestro rabo en círculos una vez mas.
Siempre he creído casi en todo, en la luz, en la oscuridad, en los signos, en el amor, en el odio y en la sensación de que todos nacen con cierta cantidad de fuego concedida para iluminar cierta cantidad de mundo y de igual manera para avivar la llama de otros seres que por alguna razón mengua.
Yo he menguado y otras veces he avivado mi fuego, hubo y hay momentos que de vedad este parece mas una brasa que una llama, lo milagroso es que aun tintineante, breve y leve nunca ha llegado apagarse del todo, y mira que le han soplado fuerte, hay otros momentos que mi llama mas parece un sol calcinante incontrolable infinito, como cuando a veces junto a ti cabalgue con el mismo suspiro ó como cuando con el viento en mis labios hilvano palabras y remiendo el silencio en sutiles puntadas de mi ego manía desvelada, y así voy en esta búsqueda a veces avivando otras menguando algún fuego.
Ahora después de todo esto y aquello se que la única manera de terminar algo es dándole otro inicio y que si hay algo en lo que nunca he creído es en el olvido pues mis recuerdos son lo vivido de lo cual nunca me arrepentiré.
Y si aun hay fuego en mi destino cuenta con el siempre rea escatológica.
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