viernes, 25 de febrero de 2011

Espacios en blanco.



Muy difícilmente puedo en este momento decir que es planear, proyectar o vaya la redundancia “ver al horizonte“, como repite mi padre hasta el hartazgo con cualquier excusa como un consejo para toda ocasión,
Quizás por esta razón lo único que viene a mi mente al ver estos espacios nuevos y vacíos es lo que no habrá en ellos, tal vez por el mismo consejo de mi padre que retumba en mi cabeza es que mi primer pensamiento al ver estos espacios es el vació eterno de lo que no habrá en ellos y tal vez no dijo “jamás” por que realmente creo que esta palabra la inventaron los verdaderos impedidos, los auto sometidos y yo soy un soñador empedernido que no cree en esta blasfema palabra, (después de un análisis muy profundo) a la cual en algún momento sarcásticamente compuse una canción, pero aun así existen cosas, personas, olores, sabores, que muy difícilmente cohabitaran en este lugar y espacio muy a pesar de mi negación de limitar el destino que es dios mismo.

Y es que al verme frente a frente con el reto de estos espacios vacíos me sentí tan mal, como cuando en mi caso compro un cuaderno de forma italiana y hojas blancas ( siempre es así ) para escribir lo que serán los borradores para las próximas líricas de futuras canciones. Pero hay ocasiones como esta que solo puedo admirar la blancura y el vació equilibrado del espacio en las hojas pensando primeramente de que no hablaran las letras y palabras que aun no escribo, esta sensación es particularmente molesta para mi, por que muchas veces el motivo de la compra de estos utensilios (en este caso espacio) son los mismos que ya no tienen sentido en el momento de enfrentar su blancura, su nulidad.
Así que es por esta razón que, lo que invadió mi mente en ese mal momento de confrontación, es lo que no habrá en estos espacios, así que dejar toda esquina y recovecos sin duda alguna de blanco fue mi primera intención, ya habrá un tiempo para llenar los vacíos con lo absurdo.

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